Hace unas semanas, tuve el honor de entrevistar al Secretario de Turismo de Zacatecas, Lic. Le Roy Barragán Ocampo. Nuestra conversación transcurrió a través de temas de diversa índole, pero siempre bajo el denominador común de cómo se puede gestionar el turismo para preservar la identidad de cada pueblo.

Protección ambiental: una necesidad urgente

El turismo y la sostenibilidad deben ir de la mano, y Zacatecas lo entiende bien. La pérdida de biodiversidad es una de las grandes preocupaciones globales y el estado ha sido testigo de los efectos del cambio climático y la contaminación en su propio territorio. Por ejemplo, “especies de aves migratorias que antes cruzaban la región ahora han desaparecido debido a la contaminación de los ríos, que ha afectado su salud y hábitat natural”, nos asegura el Licenciado Secretario Le Roy Barragán.

Ante estos desafíos, Zacatecas está tomando medidas concretas. Se están implementando políticas de conservación para proteger ecosistemas clave como sus bosques y desiertos, promoviendo actividades de menos impacto como el senderismo y la observación de flora y fauna. Esta demanda de experiencias naturales ha crecido significativamente en los últimos años, y el estado busca equilibrar la oferta turística con la preservación del medio ambiente e imponiendo códigos de conductas para que el viajero no deje nada detrás, excepto la huella de su calzado.

Asimismo, la gestión del agua se ha convertido en una prioridad. Conscientes de que este recurso es cada vez más escaso, las autoridades y los empresarios del sector turístico están apostando por tecnologías ahorradoras de agua en hoteles y establecimientos, promoviendo códigos de conducta para reducir el desperdicio. La crisis hídrica en otros estados de México ha sido una llamada de atención, y Zacatecas quiere adelantarse implementando prácticas responsables.

Patrimonio cultural: más allá de Zacatecas capital

Zacatecas es conocida por su capital homónima, una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, famosa por su arquitectura colonial y riqueza histórica. Sin embargo, el verdadero tesoro del estado se encuentra en sus pueblos y comunidades rurales, donde las tradiciones indígenas, la gastronomía y la espiritualidad han resistido el paso del tiempo.

Uno de los ejemplos más fascinantes de esta herencia cultural es la peregrinación de los pueblos indígenas de la Sierra Madre hacia San Luis Potosí para recolectar el hikuri, mejor conocido como peyote. Para estas comunidades, esta planta es mucho más que un ente psicodélico; representa una conexión sagrada con sus ancestros y un medio para la regeneración espiritual. En su trayecto, han dejado huella en forma de oratorios, dispersos a lo largo de cientos de kilómetros.

El turismo en Zacatecas está empezando a reconocer el valor de estas prácticas ancestrales y ha desarrollado programas para que los viajeros puedan conocerlas de forma respetuosa y enriquecedora. Un ejemplo es la iniciativa en el Pueblo Mágico de Jerez, donde los turistas pueden visitar los campamentos indígenas y aprender sobre sus tradiciones, siempre desde una perspectiva de respeto y admiración por su cosmovisión.